La red de Paradores de Turismo
del estado español cuenta con casi un centenar de establecimientos situados en
ciudades o parajes de singular belleza y encanto. Si estás preparando tu viaje
para disfrutar del sol y la playa y aún no has elegido destino, aquí te
mostramos cuatro paradores ubicados entre acantilados, aguas cristalinas y
paisajes de ensueño.
Parador de Aiguablava
Paisajes abruptos y playas de aguas
claras y arenas doradas aguardan al viajero en el Parador de Aiguablava,
situado sobre un acantilado que se alza a los pies del mar Mediterráneo. Un
lugar idóneo para disfrutar de la belleza más inalterada de la Costa Brava.
Este lugar de ensueño goza de los
servicios de gimnasio, sauna y piscina, así como del restaurante y cocktail bar
“Mar i Vent”, donde se pueden degustar platos representativos de la cocina del
Baix Empordà y unos innovadores cocteles. Pero uno de los mayores atractivos de
este singular alojamiento son sus habitaciones, que decoradas de forma sencilla
y acogedora, cuentan con el privilegio de disponer casi todas ellas de terrazas
que ofrecen unas espectaculares vistas al mar Mediterráneo.
A sólo 4 kilómetros se encuentra el
pintoresco municipio de Begur, que se emplaza a los pies del mar y que cuenta
con el atractivo turístico de las casas indianas, que datan de entre 1860 y
1887 y que pertenecieron a quienes, en aquellos tiempos, partieron “a hacer las
Américas”, principalmente a Cuba.
Parador de Baiona
Cercada por las aguas del océano
Atlántico y ocupando la península de Monterreal frente a la ría de Vigo, se
alza una impresionante fortaleza medieval reconvertida en Parador de Turismo en
el año 1966. En su interior, sorprenden sus salones señoriales, las escaleras
de piedra y sus espaciosas habitaciones con vistas al mar, desde las que se
pueden contemplar espectaculares atardeceres. Y a lo lejos, las maravillosas
Islas Cíes, lugar de obligada visita para el viajero antes de abandonar tierras
gallegas.
En este enclave de ensueño se
puede degustar la exquisita cocina gallega, basada en pescados y mariscos de la
zona, a través de dos espacios gastronómicos: el restaurante Torre del Príncipe
y el Enxebre a Pinta. Y una excelente opción para estirar un poco las piernas
después de entregarse a los placeres culinarios, es recorrer las murallas de
Monterreal, en las que se pueden contemplar puertas, torres y otras
construcciones.
Para los amantes de las
experiencias únicas, el parador recomienda alojarse en la habitación 323, de 90
metros cuadrados, con cama con dosel de dos por dos metros, salón privado,
bañera hidromasaje y cinco ventanales orientados a poniente que proporcionan
unas insuperables vistas.
Parador de La Gomera
La capital de la isla, San
Sebastián de la Gomera, acoge este Parador de Turismo con vistas al océano
Atlántico y rodeado de un paradisiaco jardín con especies subtropicales que
invitan a la calma y al relax.
La decoración del parador permite
viajar en el tiempo hasta la época colombina, y es que San Sebastián de la
Gomera fue la última escala de Colón antes del descubrimiento de América. Su
ubicación permite disfrutar de unas extraordinarias vistas del océano
Atlántico, el Teide y la isla de Tenerife.
La zona Welness invita a
relajarse y olvidarse del estrés en su inigualable piscina exterior, la sauna y
el jacuzzi, así como recibir distintos tratamientos para aliviar tensiones. Y
para acabar de cuidarse, nada mejor que entregarse a los placeres culinarios de
la gastronomía sencilla y sabrosa de la isla.
Paisajes que parecen sacados de un cuento de hadas aguardan
al viajero en el Parque Natural de Garajonay, como el Bosque del Cedro, un
bosque de laurisilva único en toda Europa. Y si tienen ocasión, no dejen de
asistir a una exhibición de silbo gomero, un sistema tradicional de
comunicación usado en la isla y que es Patrimonio de la Humanidad, al igual que
Garajonay.
Parador de Cádiz
En la ciudad más antigua de
occidente, conocida también con el nombre de Tacita de Plata, se alza este
Parador de Turismo de diseño totalmente vanguardista, donde el viajero podrá
disfrutar de unas excelentes vistas de la bahía de Cádiz desde cualquiera de
sus rincones.
Este parador de ciudad dispone de
restaurante y tapería, donde el viajero podrá degustar desde el famoso
“pescaito frito” o la tortilla de camarones, hasta otros platos exquisitos
elaborados con los mejores mariscos y pescados del Golfo de Cádiz y del
Estrecho, regados con vinos y vinagres de Jerez. Y para relajarse y recuperarse
después de una intensa jornada, una visita al spa que ofrece también
tratamientos de belleza, nos dejará como nuevos.
Además de su bahía, Cádiz cuenta con otros atractivos turísticos, como su catedral de cúpula dorada, barrios con encanto como el del Pópulo o el de Santa María, y las gastronómicas calle Zorrilla y plaza de san Juan de Dios. La ciudad de Cádiz es alegría, luz, mar y placeres gastronómicos, que la convierten en una experiencia única.
Olga Fuentes - Derechos Reservados
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