La parroquia de San Xulián de Loiba está en el municipio de Ortigueira, en la provincia de A Coruña, Galicia. Su costa recibe los latigazos diarios del mar y sus acantilados están repletos de cuevas, a las que se las nombra como furnas.
Loiba
nació al amparo de las aguas, bajo su manto espumoso y arrullador. Sin embargo,
en el pasado sus habitantes vivían principalmente de la agricultura. Pero aun
así, aprovechaban el regalo del mar, recolectando las algas rojas para utilizarlas
como abono para sus campos. Actualmente se sigue recogiendo esta alga, que se
utiliza en la industria alimentaria, cosmética y farmacéutica.
Esta
zona de Galicia se ha convertido en el siglo XXI, en un lugar visitado por
miles de turistas cada año. Sus acantilados y las esplendidas vistas desde los
miradores que salpican el lugar, hacen de ella uno de los lugares más hermosos
de España.
Los acantilados de Loiba
La
energía del mar dibuja en Galicia paisajes únicos, piedras esculpidas por un
Neptuno invisible que ha dejado en los acantilados de Loiba una de sus obras
más impresionantes. Acantilados que en ocasiones superan el metro y medio de
altura, dejando a sus pies hermosas playas como do Sarridal o da Ribeira.
También
encontramos la Garita da Vela, que fue un punto de vigilancia en el siglo
XVIII. Está aproximadamente a unos sesenta metros de altura y además de ser una
referencia para los marinos, su misión era impedir el ataque y la entrada de
corsarios, principalmente ingleses.
El banco más hermoso del mundo
Estamos
en el año 2009, y un vecino de Loiba, Rafael Prieto, instala un banco de madera
al borde de un acantilado. Poco se imaginaba él, que ese banco se iba a hacer
famoso por esas bromas curiosas que en ocasiones tiene el destino.
Se cuenta
que durante uno de los Festivales de Ortigueira, un grupo musical escocés se
quedó maravillado del paisaje que se divisaba desde aquel banco y grabó una
inscripción en su parte trasera: “The
best bank of the world”. Desde entonces, cada vez que el banco se pinta o se
cambia, esa frase vuelve a inscribirse de nuevo.
Es el
fotógrafo Dani Caxete quien catapulta a la fama este banco de Loiba con sus
increíbles vistas, cuando presenta una fotografía nocturna del lugar a un
concurso organizado por la UNESCO. Esto ocurrió en el 2015 y se pretendía
reivindicar la importancia del cielo nocturno libre de contaminación lumínica
artificial. Caxete no quedó en primer lugar, pero su fotografía obtuvo una
mención especial por su belleza.
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