sábado, 27 de febrero de 2021

Monasterio de Alcobaça, descubre esta maravilla de Portugal

Este monasterio, perteneciente a la Orden del Císter y Patrimonio de la Humanidad, aloja en su interior a reyes y reinas en su descanso eterno. Es una joya en piedra, y su historia y su belleza no te dejarán indiferente.

El Monasterio de Santa María de Alcobaça es la primera abadía de estilo gótico que se edifica en suelo portugués. Estamos en el año 1153. El primer monarca de Portugal, el rey Alfonso Henriques, ordena construir el monasterio para hacer honor a la promesa que le hizo al monje cisterciense Bernardo de Claraval que, cuenta la leyenda, le arrebató la ciudad de Santarém a los moros en 1147.

El rey entrega el monasterio, y las tierras de sus alrededores, a los monjes del Císter. Bernardo de Claraval llevará la Orden del Císter a lo más alto, creando más de 300 monasterios en toda Europa y propiciando que el de Alcobaça fuese uno de los más poderosos del país luso.

Un paréntesis para citar como curiosidad que el término “luso” procede de la época en que la Península Ibérica, denominada Hispania, formó parte del Imperio Romano. A lo que actualmente es Extremadura y Portugal, se le llamaba Lusitania.

Monasterio de Alcobaça

En 1989 el Monasterio de Alcobaça es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y en el verano del año 2007, se erige como una de las Siete Maravillas de Portugal. Está situado en el punto de unión de los ríos Alcoa y Baça, en la ciudad de Alcobaça, a poco más de 100 km de Lisboa.

La fachada principal fue modificada casi al completo en los siglos XVII y XVIII, a excepción del rosetón y el pórtico. La abadía cisterciense francesa de Clairvaux, fue la inspiración para la edificación del monasterio.

Todo el monasterio es un monumento a la belleza, pero destacan los sepulcros de Pedro I de Portugal y de Inés de Castro, tallados en piedra caliza blanda; el refectorio (sala donde los monjes comían), la Sala dos Reis, la cocina y el Claustro do Silencio.

Las contiendas bélicas llevan a la ruina al monasterio y se profanan incluso los sepulcros de Pedro I y su esposa. En el año 1834 se inhabilitan las órdenes religiosas y los monjes abandonan el monasterio.


El arquitecto español Juan de Castillo

En 1520, este arquitecto cántabro colaboró en las obras del monasterio de Alcobaça. Apenas conocido ni valorado en España, como suele pasar, está considerado en Portugal uno de los genios europeos de la arquitectura, ya que participó en la edificación de cinco monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad.

Claustro del silencio
Claustro del silencio

Tuvo el privilegio de ser el primer español en recibir la condecoración portuguesa como Caballero de la Orden de Cristo, la más importante de Portugal. Además del Monasterio de Alcobaça, participó en la construcción del Monasterio de los Jerónimos de Belém, El Monasterio de Batalha, El Convento de Cristo en la ciudad de Tomar y la Fortaleza de Mazagón en El-Yadida, Marruecos.


Inés de Castro y Pedro I de Portugal

Pedro I de Portugal y su mujer Inés de Castro, vivieron una historia de amor que ha dejado su huella entre la historia y la leyenda. Sus sepulcros están considerados como uno de los monumentos más bellos del país. Uno frente al otro, quiso el rey que así se dispusieran a su muerte, para que el día de la resurrección lo primero que pudiese ver al despertar fuese el rostro de su amada.

Sepulcro de Pedro I
Sepulcro de Pedro I

En el sepulcro, los cuerpos de los amantes tallados en piedra, están sujetados por varios ángeles, como queriendo acomodarlos en su descanso eterno. A los pies de Pedro I, un perro parece estar cuidando su sueño y aguardando su vuelta a la vida.

También reposan en este monasterio Alfonso II, Alfonso III, Urraca de Castilla, Beatriz de Castilla, los infantes Fernando y Vicente (hijos de Alfonso III), la infanta Sancha de Portugal y Juan Alfonso, hijo bastardo de Alfonso II.

Beatriz Moragues - Derechos Reservados


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