Los castillos, esas imperecederas construcciones que parecen ser invulnerables al paso del tiempo. Sus enormes piedras podrían contar historias de amores y batallas, que han quedado grabadas en sus grietas y que reciben al viajero sabedoras de que continuarán allí cuando nosotros ya no estemos.
El Alcázar de Segovia
Walt Disney se inspiró en el Alcázar
de Segovia para crear su particular castillo de cuento de hadas, el de
Blancanieves. Elevado sobre una roca desde la que parece cuidar los sueños de
la ciudad, el Alcázar Real de Segovia ha sido a lo largo de la historia
fortaleza, palacio real, prisión de estado, Real Colegio de Artillería y
Archivo Histórico Militar.
Símbolo de la historia y el arte
de nuestro país, reyes de los linajes de Borgoña, Trastámara, Austrias y
Borbones, han dejado su huella en esta inigualable fortaleza que fue residencia
favorita de Enrique IV, y de la que partió su hermana Isabel, conocida como La
Católica, para ser coronada reina de Castilla.
Merece la pena comprar la entrada
completa, que además de incluir la visita a las salas de palacio y al Museo de
la Artillería, permite subir a la Torre de Juan II, desde la que se puede disfrutar
de unas espectaculares vistas de Segovia. Eso sí, prepárese el viajero para
ascender 152 peldaños de una escalera en forma de caracol.
El Castillo de Ponferrada, en León
Este castillo, atribuido a la
Orden del Temple, que estuvo en esta localidad leonesa entre los años 1211 y
1312, fue en su origen un pequeño castro y luego fortaleza romana hasta
convertirse, gracias a los templarios,
en castillo defensivo del Camino de Santiago.
La apariencia actual del castillo
responde a una serie de ampliaciones y reformas que han tenido lugar a lo largo
del tiempo desde su construcción. Prueba de sus distintas etapas son los
escudos y blasones que se pueden contemplar en la edificación.
Declarado Monumento
Histórico-Artístico en el año 1924, el castillo se encuentra situado en el
centro histórico de la ciudad, y desde él se puede disfrutar de unas excelentes
vistas.
El Castillo de Peñafiel, en Valladolid
Entre las riberas del Duero y el
Duratón, dominando campos de vides y trigales, el viajero encontrará esta
fortaleza del siglo X en el que buscó refugio el rey Alfonso I, mientras
duraron sus desavenencias matrimoniales con su esposa Urraca de Castilla.
Bodegas Protos, con el castillo de Peñafiel al fondo |
En la actualidad este castillo,
declarado Monumento Nacional, alberga el Museo Provincial del Vino, donde el
visitante podrá conocer su historia, así como técnicas de producción y
elaboración de los caldos con D.O. Ribera del Duero. La sala de catas permite degustar
los distintos vinos que se elaboran en la región, y además asistir a cursos y
catas profesionales.
El Castillo de Coca, en Segovia
Situado a las afueras de la villa
segoviana de Coca, este castillo del siglo XV, considerado como uno de los
mejores exponentes del arte gótico-mudéjar de todo el estado español, presenta
la singularidad de no estar situado sobre un punto geográfico elevado.
Propiedad de la Casa de Alba,
dicen que durante el invierno realmente parece un lugar encantado. Un profundo
foso recibe al visitante, que a través de una ruta guiada por su interior,
podrá descubrir la historia y curiosidades de este templo de piedra.
Merecen la pena las
impresionantes vistas que desde el mirador se obtienen de los pinares
segovianos y de la población de Coca, cuyo casco antiguo bien merece una visita.
El Castillo de la Mota, en Valladolid
En Medina del Campo, una de las
villas financieras más importantes de la Europa de los siglos XV y XVI gracias
al comercio de lana, se alza este impresionante castillo dominado por su Torre
del Homenaje y sus almenas y murallas.
Este castillo fue uno de los mejores Parques de Artillería de la Europa medieval. Su visita permite descubrir distintos yacimientos arqueológicos de la prehistoria, galerías subterráneas, una capilla y un bonito patio de armas.
Olga Fuentes - Derechos Reservados
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