Costa
Rica es un país de visita obligada para los viajeros por muchos motivos, pero
especialmente lo es para los amantes de la naturaleza por su extraordinaria
biodiversidad, que es cuidada con absoluto mimo.
Costa
Rica se independiza de España a finales del año 1821. En noviembre de 1949 se
aprueba su constitución y el presidente José Figueres Ferrer disuelve su
ejército, convirtiendo la educación en una prioridad para el país a partir de
ese momento.
San José, la capital de Costa Rica
San José
no es solo la capital de Costa Rica, también es la ciudad más grande del país y
es apreciada como una de las más cosmopolitas de América Latina. Su agradable
temperatura, alrededor de los veinte grados todo el año, acoge a sus más de millón
y medio de habitantes.
Teatro Nacional |
La Plaza
de la Cultura es el centro de la ciudad, donde encontramos el Teatro Nacional,
un edificio de estilo neoclásico construido a finales del siglo XIX, que tomó
como modelo a la Opera de París.
También hallamos
en San José el Museo Nacional de Costa Rica, ubicado en la Fortaleza
Bellavista. Esta fortaleza fue construida en el año 1917 y albergó el cuartel
militar durante la guerra civil de 1948, el único conflicto bélico que Costa
Rica sufrió en el siglo XX. Sin embargo, este edificio también tiene el
privilegio de haber sido el lugar donde se firmó la nueva constitución y la
abolición del ejército. El Museo se abrió al público en 1950.
El Valle Central, el paraíso del café
Es a
finales del siglo XVIII, cuando aparecen los primeros cafetales. En 1820 se
realiza la primera exportación de café, a la que seguirán muchas más y
cambiarán la vida de los habitantes del país, sacando de la pobreza a gran
cantidad de campesinos y convirtiendo en millonarios a los dueños de las
plantaciones.
En esos
años, y gracias a la riqueza que propicia este “grano de oro”, llegan a Costa
Rica el correo, la primera universidad, el Teatro Nacional, la imprenta y el
ferrocarril. Los privilegiados que controlan el negocio del café, se convierten
en señores y dueños del país.
Parque Nacional Braulio Carrillo
Seguimos en el Valle Central, y a menos de cincuenta minutos de San José, encontramos este maravilloso espacio de biodiversidad de 48000 hectáreas. Repleto de vetustos árboles, que pueden alcanzar los cuarenta y cinco metros de altura, es un lugar de visita imprescindible para los amantes de la naturaleza, que se encontrarán con mariposas, serpientes, perezosos y hasta con la famosa rana de ojos rojos.
Volcán Arenal
El volcán Arenal se ubica en la provincia de Alajuela, a noventa kilómetros de la capital. Después de cientos de años dormitando, en el verano de 1968 despertó de un modo inesperado y violento, cubriendo de lava, rocas y ceniza todo alrededor. Casi cien personas perdieron la vida y varios pueblos quedaron completamente destruidos. Desde entonces, el Arenal no ha dejado de “hablar”. La última erupción fue en la primavera de 2010, aunque ninguna ha sido tan violenta y destructiva como la de 1968, y desde entonces parece que ha entrado en un periodo de tranquilidad mayor. Actualmente atrae a multitud de turistas, siendo una fuente de riqueza para los habitantes de la zona.
El Bosques Nuboso de Monteverde
Este es
otro de los lugares de obligada visita para los enamorados de la naturaleza.
Sus 26000 hectáreas, con su maravillosa fauna y flora, recibe miles de visitas
anuales.
Esta reserva
natural está ubicada en la provincia de Puntarenas, a ciento cincuenta kilómetros
de San José. A 1600 m sobre el nivel del mar, los visitantes tienen la extraña
sensación de poder moverse entre las nubes, aunque en realidad es una abundante
niebla provocada por la extraordinaria humedad de la zona.
Alrededor
de quinientas especies de aves viven en este edén natural, entre ellos el
pequeño colibrí, pero también el pájaro campana, el tucán y el Queztal.
Asimismo, monos, jaguares, serpientes y pumas pueden salir a nuestro encuentro.
También encontraremos
a la antes citada rana de ojos rojos y todavía más curiosa es la rana de
vidrio, de piel transparente por la que se pueden ver sus órganos.
Las
orquídeas son otro atractivo de la zona, con cientos de especies diferentes de
extraordinaria belleza, que se acompañan de helechos y multitud de otras
plantas.
Terminamos
con este singular bosque, no sin advertir al lector, que estos lugares son solo
una ínfima parte de todas las maravillas que se pueden encontrar en Costa Rica.
Beatriz Moragues - Derechos reservados
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