El Monasterio de Santa María de
Alcobaça es la primera abadía de estilo gótico que se edifica en suelo
portugués. Estamos en el año 1153. El primer monarca de Portugal, el rey
Alfonso Henriques, ordena construir el monasterio para hacer honor a la promesa
que le hizo al monje cisterciense Bernardo de Claraval que, cuenta la leyenda, le
arrebató la ciudad de Santarém a los moros en 1147.
El rey entrega el monasterio, y las
tierras de sus alrededores, a los monjes del Císter. Bernardo de Claraval llevará
la Orden del Císter a lo más alto, creando más de 300 monasterios en toda
Europa y propiciando que el de Alcobaça fuese uno de los más poderosos del país
luso.
Un paréntesis para citar como
curiosidad que el término “luso” procede de la época en que la Península
Ibérica, denominada Hispania, formó parte del Imperio Romano. A lo que
actualmente es Extremadura y Portugal, se le llamaba Lusitania.
En 1989 el Monasterio de Alcobaça
es considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y en el verano del año
2007, se erige como una de las Siete Maravillas de Portugal. Está situado en el
punto de unión de los ríos Alcoa y Baça, en la ciudad de Alcobaça, a poco más
de 100 km de Lisboa.
La fachada principal fue modificada
casi al completo en los siglos XVII y XVIII, a excepción del rosetón y el
pórtico. La abadía cisterciense francesa de Clairvaux, fue la inspiración para la
edificación del monasterio.
Todo el monasterio es un monumento
a la belleza, pero destacan los sepulcros de Pedro I de Portugal y de Inés de
Castro, tallados en piedra caliza blanda; el refectorio (sala donde los monjes
comían), la Sala dos Reis, la cocina y el Claustro do Silencio.
Las contiendas bélicas llevan a la
ruina al monasterio y se profanan incluso los sepulcros de Pedro I y su esposa.
En el año 1834 se inhabilitan las órdenes religiosas y los monjes abandonan el
monasterio.
El arquitecto español Juan de Castillo
En 1520, este arquitecto cántabro
colaboró en las obras del monasterio de Alcobaça. Apenas conocido ni valorado
en España, como suele pasar, está considerado en Portugal uno de los genios
europeos de la arquitectura, ya que participó en la edificación de cinco
monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad.
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Claustro del silencio |
Tuvo el privilegio de ser el primer
español en recibir la condecoración portuguesa como Caballero de la Orden de
Cristo, la más importante de Portugal. Además del Monasterio de Alcobaça,
participó en la construcción del Monasterio de los Jerónimos de Belém, El
Monasterio de Batalha, El Convento de Cristo en la ciudad de Tomar y la
Fortaleza de Mazagón en El-Yadida, Marruecos.
Inés de Castro y Pedro I de Portugal
Pedro I de Portugal y su mujer Inés de Castro, vivieron una historia de amor que ha dejado su huella entre la
historia y la leyenda. Sus sepulcros están considerados como uno de los
monumentos más bellos del país. Uno frente al otro, quiso el rey que así se
dispusieran a su muerte, para que el día de la resurrección lo primero que
pudiese ver al despertar fuese el rostro de su amada.
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Sepulcro de Pedro I |
En el sepulcro, los cuerpos de los
amantes tallados en piedra, están sujetados por varios ángeles, como queriendo
acomodarlos en su descanso eterno. A los pies de Pedro I, un perro parece estar
cuidando su sueño y aguardando su vuelta a la vida.
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