Nuestro país está lleno de rincones maravillosos. Pueblos o ciudades, interior o zonas costeras, mar o montaña, norte o sur, naturaleza o monumento histórico, allá donde vayamos siempre encontramos paisajes de postal y propuestas al alcance de todos los bolsillos.
Un hotel al borde del mar
Una impresionante puerta negra y dorada recibe al visitante, en este sorprendente y acogedor hotel costero.
Aquellos turistas deseosos de sensaciones y experiencias placenteras que lleguen hasta El Dorado, disponen de veintiséis habitaciones clasificadas en tres tipos: standard, superior y con vistas. Todas ellas son estancias con amplias camas y amplitud de espacio para disfrutar de un merecido descanso.
Las habitaciones de categoría superior disponen de cama king size, bañera de hidromasaje y acceso directo a la playa desde la zona acuática del hotel. Mientras, las habitaciones estrella de este hotel son aquellas que cuentan con la inmensidad del mar Mediterráneo como paisaje, a través del enorme ventanal que da acceso a una pequeña terraza donde los alojados podrán disfrutar de la maravillosa escena del amanecer a escasos metros de su cama.
Su cafetería “Zhivago” resulta un lugar idóneo para tomar té, café o un refresco, con la esperanza de que unos dedos privilegiados hagan sonar el hermoso piano de cola que preside este espacio de ocio.
Para los amantes del mundo acuático y submarino, el hotel dispone de acceso directo a la playa. Este pedacito del litoral almeriense goza de una tranquilidad extrema fuera de la época estival, lo que invita a pasear dejándose atrapar por el sonido de las olas.
Una decoración de película
Llama la atención del turista que llega al hotel El Dorado, su enorme puerta maciza de dos hojas en color negro y rematada con detalles dorados. Nada hace pensar en ese momento que esa puerta tenga una larga historia que contar.
Pero al entrar en el hotel, y observar sus enormes asientos y la decoración del bar, que está ambientado en un vagón de tren, el turista puede pensar por unos momentos que tal vez se ha equivocado de lugar y que, sin pretenderlo, se ha introducido en el decorado de una película.
Y es que ciertamente, la puerta de entrada, los asientos y la decoración del bar formaron parte de los decorados del largometraje británico “Nicolás y Alejandra” rodado en 1971 entre España y la antigua Yugoslavia.
La trama de este film es la historia del último zar de Rusia, Nicolás II y su mujer Alejandra. En el equipo técnico de esta película estuvo Gil Parrondo, director artístico español que consiguió un Oscar a la mejor dirección artística.
Eddie Fowlie y Lawrence de Arabia
El rodaje de la película “Lawrence de Arabia”, que ha entrado en la historia del cine por ser una de sus joyas más admiradas, se llevó a cabo entre abril y julio de 1962 en Carboneras y sus alrededores. Se convertía así en la primera gran producción extranjera rodada en Almería.
Fowlie quedó tan encantado con Carboneras que decidió comprar un terreno allí, algo que también hizo el director de la película David Lean, gran amigo suyo.
Eddie Fowlie instaló su caravana en el terreno que había comprado y siempre que podía volvía a ese lugar. Años más tarde mandó construir su casa, y habló con el alcalde del municipio para construir un hotel. Así fue como nació el actual hotel El Dorado, que Fowlie acabó vendiendo a Carlos Oliva al darse cuenta que su vida era el cine y no regentar un hotel.
Eddie Fowlie sigue viviendo a día de hoy en algún lugar de Almería. Es probable que algunos de los turistas que lleguen a Carboneras o a algún otro pueblo de los que conforman el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, también queden prendados con la belleza de estas tierras, y que como Fowlie, decidan no irse más de ese lugar.
Beatriz Moragues - Derechos Reservados
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