Situado en la provincia de
Cáceres, el convento de El Palancar fue fundado por San Pedro de Alcántara,
patrón de Extremadura. Debido a sus pequeñas dimensiones es también conocido
como “el Conventico” y está considerado como el cenobio más pequeño del mundo.
Próximo al trazado de la Vía de
la Plata, en la comarca de Monfragüe y siguiendo la carretera que une la ciudad
de Cáceres con la de Plasencia, se encuentra el pintoresco municipio de Pedroso
de Acim, que cuenta con el insólito hecho de albergar en su término municipal
el que es el convento de más reducidas dimensiones de todos los mandados
construir a lo largo y ancho de toda la geografía mundial.
Debe este peculiar convento franciscano
su fundación a Fray Pedro de Alcántara, una de las más ilustres personas de la
Iglesia Católica, fiel consejero de Santa Teresa de Jesús, quien quiso que el
convento de El Palancar reflejara la austeridad que él mismo aplicaba a su
vida. Convertido hoy en lugar de peregrinación, retiro y meditación, bien
merece la visita del viajero ávido de descubrir lugares mágicos de nuestra
geografía.
Historia del convento El Palancar
En el año 1557, en agradecimiento
por los consejos recibidos, el noble Rodrigo de Chaves cede a Fray Pedro de
Alcántara la dehesa conocida como “del Berrocal a la fuente del Palancar”. En
aquel punto del paisaje extremeño, entre la sierra del Cañaveral y las fértiles
tierras del Jerte y del Alagón, se localizaba tan solo una modesta casa. Anexa
a ésta, San Pedro de Alcántara hizo construir una pequeña capilla, tan diminuta
que apenas tenían cabida el sacerdote y el acólito que le acompañaba. Fue junto
a esta capilla donde este santo mando levantar los muros de su celda, tan
austera como él predicaba y de tan reducidas dimensiones que no había espacio
para tumbarse por completo. Según se sabe, el santo hombre dormía sentado
apoyando la cabeza sobre un tronco de madera.
Todo el conjunto monástico y su
decoración interior destacan por su sobriedad y simplicidad. El claustro, como
no podía ser de otra forma, era de reducidas dimensiones, con unas columnas de
madera y un patio de luz. Todo parece indicar el carácter penitente del diseño
de este monasterio de tan solo 72 metros de planta, que estaría concebido para
purificar el alma a través de las limitaciones.
Pedro de Alcántara, fundador del monasterio
Pedro de Alcántara, nacido de
cuna bajo el nombre de Juan de Garavito y Vilela de Sanabria, viene al mundo en
el municipio de Alcántara (Cáceres) en el año 1499 en el seno de una familia
noble. Habiendo estudiado leyes en la Universidad de Salamanca, pronto siente
que ese no es su camino, y en el año 1515 toma los hábitos franciscanos bajo el nombre de Fray Pedro de Alcántara.
Fue un gran amigo y consejero
espiritual de Santa Teresa de Jesús, y
aunque fue llamado por el emperador Carlos V para que fuera su confesor en
Yuste, éste declinó tal invitación. Prefirió continuar con su labor
predicatoria por tierras de España y Portugal, recorriendo caminos a pie.
A él se debe la Reforma de los
Descalzos en la Orden Franciscana y también su influencia en la reforma
Carmelitana que emprendió Santa Teresa de Jesús. Escribió el Tratado de Oración y Meditación,
falleciendo en el municipio avulense de Arenas de San Pedro en el año 1562.
En la actualidad se celebra su
festividad el día 19 de octubre, siendo patrón de Extremadura y algunas
poblaciones, como el municipio malagueño que recibe su nombre: San Pedro de
Alcántara.
La visita al Conventico de El Palancar
Con el paso de los siglos, el
monasterio de El Palancar dedicado a la Purísima Concepción ha sufrido diversas
ampliaciones, y en la actualidad en él vive un grupo de monjes franciscanos. Su
emplazamiento invita a la soledad y al recogimiento, y tanto sus muros como sus
exteriores acogen a personas solitarias o grupos de personas que buscan la paz
que ofrece el lugar.
Son los propios franciscanos los
que guiarán al viajero en su visita por este peculiar cenobio, que salvo los
lunes, permanece abierto al público.
Qué ver en los alrededores del convento de El Palancar
Extremadura, tierra de conquistadores, cuenta con un
rico legado patrimonial, pintorescos pueblecitos y una naturaleza y paisajes de ensueño que
merecen ser descubiertos. Cabe destacar por su cercanía el Parque Nacional de
Monfragüe, referente internacional de turismo ornitológico; los valles del
Jerte o del Ambroz al norte de la provincia o las propias ciudades de Cáceres,
Plasencia, Coria y el Trujillo de Francisco Pizarro.
Olga Fuentes - Derechos Reservados
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